Si es usted mayor de 55 años y tiene un perfil de riesgo cardiovascular alto, aunque su patrón de alimentación sea mediterráneo, debería evitar el consumo de más de cinco vasos de zumo o refresco a la semana, incluso en su versión «light». ¿La razón? Incrementa las posibilidades de sufrir síndrome metabólico (un conjunto de factores de riesgo cardiovascular, como obesidad abdominal, hipertensión arterial, niveles bajos de colesterol bueno y elevados de triglicéridos y glucosa). Esta es la principal conclusión de un trabajo español que forma parte del estudio Predimed (Prevención con Dieta Mediterránea).
Las personas que sufren síndrome metabólico tienen dos veces más riesgo de morir por un ataque al corazón o una embolia cerebral que aquellas que no lo presentan.
En los últimos años, diferentes investigaciones han relacionado la ingesta de bebidas azucaradas y edulcoradas con riesgos para la salud. Ahora, una investigación española, publicada en «Journal of Nutrition», ha conseguido establecer la relación entre la ingesta de cuatro tipos de bebidas (azucaradas, light, zumos naturales y envasados) con un aumento de las posibilidades de desarrollar síndrome metabólico en población mayor con alto riesgo cardiovascular.
De acuerdo con los resultados, las personas que consumen más de cinco vasos semanales de bebidas azucaradas y edulcoradas elevan, respectivamente, su riesgo en un 43% y un 74% respecto a aquellos que toman menos de un vaso a la semana.
En el caso de las bebidas azucaradas, el mismo patrón de consumo incrementa un 9% el riesgo de tener hipertensión y de presentar niveles bajos de colesterol HDL (colesterol bueno). En cuanto a lasbebidas «light» y los zumos de fruta naturales, su consumo también se asoció a una mayor probabilidad de sufrir obesidad abdominal. Los consumidores habituales de zumos de fruta envasados y refrescos «light» tenían más riesgo de triglicéridos en sangre elevados.
La investigación, que se realizó en 1.868 personas de entre 55 y 80 añossin síndrome metabólico al inicio del estudio, pero con un alto riesgo cardiovascular, ha sido desarrollada por Cíntia Ferreira-Pêgo, bajo el liderazgo de los doctores Nancy Babio y Jordi Salas-Salvadó, director de la Unidad de Nutrición Humana de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad Rovira i Virgili y del Instituto de Investigación Sanitaria Pere i Virgili, e investigador principal de la red CIBEROBN del Instituto de Salud Carlos III.
El zumo natural, mejor de forma esporádica
Uno de los datos más llamativos del estudio es que incluso los zumos naturales y envasados, que la población suele percibir como saludables, pueden repercutir de forma negativa en la salud. «No es lo mismo consumir la pieza de fruta que el zumo. A nivel metabólico es diferente. La insulina que se activa cuando comemos algo se dispara mucho más cuando bebes el zumo que cuando comes la pieza. Esta última contiene fibra y hace que el azúcar se regule y se absorba más lentamente. La recomendación es tomar la fruta entera en lugar de exprimirla», explica a ABC la doctora Nancy Babio, que aconseja siempre el agua como primera opción para hidratarnos.
Entre zumos naturales y envasados, la experta reconoce que los primeros aportan más fibra, pero que, a nivel metabólico, responden de la misma manera, por lo que deben tomarse «de forma esporádica». Aunque hay casos, como en situaciones de hipoglucemia o en deportistas que necesitan azúcares de rápida asimilación, que pueden ser un buen aliado. Para lasmeriendas infantiles, frente a los zumos naturales o envasados, «mejor optar por la pieza entera, un vaso de leche o un yogur». «Hay una menor tasa de obesidad con mayor consumo de lácteos», asegura.