"Lo importante es no dejar de hacerse preguntas"-Albert Einstein

miércoles, 4 de julio de 2012

El bosón de Higgs

¿Qué es el bosón de Higgs? (CPAN, 03/07/12)
El bosón de Higgs es un tipo de partícula elemental que se cree tiene un papel fundamental en el mecanismo por el que se origina la masa de las partículas elementales.

Sin masa, el Universo sería un lugar muy diferente. Si el electrón no tuviera masa no habría átomos, con lo cual no existiría la materia como la conocemos, por lo que tampoco habría química, ni biología ni existiríamos nosotros mismos.

Para explicar por qué unas partículas tienen masa y otras no, el físico británico Peter Higgs postuló en los años 60 del siglo XX un mecanismo que se conoce como el "campo de Higgs". Al igual que el fotón es el componente fundamental de la luz, el campo de Higgs requiere la existencia de una partícula que lo componga, que los físicos llaman "bosón de Higgs". Ésta es la última pieza que falta para completar el Modelo Estándar de Física de Partículas, que describe todo lo que sabemos de las partículas elementales que forman todo lo que vemos y cómo interaccionan entre ellas.

El campo de Higgs sería una especie de continuo que se extiende por todo el espacio, formado por un incontable número de bosones de Higgs. La masa de las partículas estaría causada por una "fricción" con el campo de Higgs, por lo que las partículas más ligeras se moverían por este campo fácilmente mientras que las más pesadas lo harán con mayor dificultad.

La confirmación o refutación de la existencia del bosón de Higgs es uno de los objetivos del Gran Colisionador de Hadrones (LHC, por sus siglas en inglés), el mayor y más potente acelerador de partículas del mundo que opera la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) en la frontera franco‐suiza, cerca de Ginebra (Suiza).

El bosón de Higgs no se puede detectar directamente, ya que una vez que se produce se desintegra casi instantáneamente dando lugar a otras partículas elementales más habituales. Lo que se pueden ver son sus "huellas", esas otras partículas que sí podrán ser detectadas en el LHC.

Historia de su búsqueda:

La búsqueda del bosón de Higgs se inició hace décadas en aceleradores de partículas como el LEP del CERN o Tevatron de FERMILAB (Estados Unidos), ambos ya cerrados. Debido a que la teoría no establece la masa del bosón de Higgs sino un amplio rango de valores posibles, se requieren aceleradores muy potentes para explorar este nuevo territorio de la Física. El LHC es la culminación de una "escalada energética" dirigida a descubrir el bosón de Higgs en los aceleradores de partículas, que ha permitido hasta el momento excluir que tenga una masa menor a la equivalente a unas 115 veces la del protón.

Los últimos resultados obtenidos en el LHC y presentados en diciembre de 2011, mostraron que el rango de masas más probable está entre los 116 y los 130 GeV (gigaelectronvoltios), según el experimento ATLAS, y entre 115 y 127 GeV, según el experimento CMS. Lo más interesante es que los dos grandes experimentos del LHC, que fueron diseñados entre otras cosas para detectar el bosón de Higgs predicho en el Modelo Estandar, vieron indicios de su presencia en la región comprendida entre los 124 y los 126 GeV.

Sin embargo, estos datos aún no se pueden considerar un descubrimiento, ya que no tienen la suficiente significación estadística como para ser considerados firmes. Esta significación estadística, que los físicos miden en "desviaciones estándar", depende de la cantidad de datos acumulada: cuanto mayor sea este número, que se mide en una unidad llamada "femtobarn inverso", mayor es la probabilidad de que una medida en Física de Partículas sea considerada un auténtico descubrimiento.

Los datos de ATLAS y CMS se obtuvieron a partir de 5 femtobarn inversos de datos obtenidos desde el inicio de las colisiones en el LHC en 2010. Para finales de 2012 los físicos del CERN esperan logran la cantidad suficiente de datos como para poder comprobar o descartar definitivamente la existencia del bosón de Higgs tal y como lo predice el Modelo Estándar. Por fin parece que la respuesta al enigma de su existencia tiene los días contados.

Hoy (El País, 04/07/12):

Los científicos del Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN), junto a Ginebra, han descubierto una nueva partícula que podría ser el bosón de Higgs, según ha anunciado esta mañana el CERN en la presentación de los últimos datos del acelerador de partículas LHC. Joe Incandela, portavoz de uno de los dos equipos a la búsqueda de la partícula de Higgs, ha dicho en el auditorio del CERN: "Es un resultado preliminar pero pensamos que es muy contundente y sólido".

El mecanismo de Higgs es una propuesta teórica de hace ya medio siglo que permitiría explicar por qué tienen masa las partículas elementales que tienen masa; es la última pieza que falta en el Modelo Estándar que describe las partículas y las interacciones entre ellas.

Mientras los físicos ultimaban los análisis de los datos, los nervios parece que jugaron ayer una mala pasada a los responsables de preparar la información pública con la filtración indebida de un vídeo. "Hemos observado una nueva partícula... Tenemos fuerte evidencia de que hay algo ahí", dice Joe Incandela, el portavoz de CMS, uno de los grandes detectores del acelerador de partículas LHC, en el vídeo hecho público ayer por la tarde, seguramente por error, antes de tiempo, ya que se retiró inmediatamente del acceso público, según informó Science News.

La presentación de los últimos resultados del CMS y del otro gran detector del LHC, Atlas, se produce tras un par de semanas de rumores y secretos en la comunidad internacional de física de partículas. A finales del año pasado, los científicos del CERN ya anunciaron que tenían indicios de la existencia de la partícula de Higgs.

La física de partículas es una ciencia de altísima precisión y los expertos solo aceptan haber descubierto algo cuando han descartado todas las posibles señales equívocas y fluctuaciones estadísticas de sus experimentos.

Vídeos:


El campo de Higgs



El bosón de Higgs


¿Finalmente se ha descubierto? (El País, 04/07/12)
 
La presentación de los últimos datos del LHC ha comenzado apenas pasadas las nueve de la mañana en el auditorio del Laboratorio Europeo de Física de Partículas, junto a Ginebra. La sala ya estaba atestada de público desde una hora antes, ante la enorme expectación creada. Entre los asistentes estaba el físico británico Peter Higgs, quien da nombre al bosón, uno de los científicos que predijo su existencia en los años 60. Su entrada en el auditorio ha sido recibida con un estruendoso aplauso, cinco minutos antes del comienzo de la conferencia, que arrancaba con un "esta es la presentación de los últimos resultados de la búsqueda de una cierta partícula.., he olvidado el nombre", a manos del director del CERN, Rolf Heur. El nuevo bosón tiene una masa de 125,3 más/menos 0,6 gigaelectronvoltios (GeV), con un valor de 4.9 sigma, cifra esta última que indica una elevada certeza de que el resultado es fiable. Oficialmente un descubrimiento tiene que tener un valor de 5 sigma, y este se acerca demasiado.

"Hemos franqueado una nueva etapa en nuestra compresión de la naturaleza", señala el propio Heur en un comunicado difundido por el CERN tras la presentación en Ginebra. El descubrimiento "abre la vía a estudios más reposados que exigen más estadísticas y que establecerán las propiedades de la nueva partícula", añade la nota. "Esta partícula debería levantar el velo sobre otros misterios del universo", según el CERN.

Tras el anuncio de Incandela del hallazgo del nuevo bosón, la italiana Fabiola Gianotti, una mujer siempre inquieta pero que se ha mostrado más tranquila que su colega de CMS, ha avanzado los resultados de Atlas, el otro de los dos grandes detectores del LHC. Atlas ha hallado también una nueva partícula con masa 126.5 gigaelectronvoltios, con 5 sigma, lo que significa descubrimiento. Con un "gracias, naturaleza", Gianotti ha cerrado su discurso. Los datos tanto de CMS como de Atlas son muy similares. No obstante, advierten algunos expertos, habrá que seguir investigando para estar completamente seguros de que la nueva partícula descubierta es efectivamente el bosón de Higgs.

Tras la intervención de Gianotti, Peter Higgs se ha levantado y, tomando el micrófono, en medio de vítores, ha declarado: "Estoy extraordinariamente impresionado por lo que han logrado; mis felicitaciones a todos los implicados en este increíble logro. Es una enorme felicidad haberlo podido vivir".

El Higgs es un mecanismo complicado de explicar para profanos, pero los físicos hacen intentos -algunos eficaces- para hacerse entender. Uno de esos intentos lo recoge el también físico teórico del CERN, Gian Francesco Giudice, en su libro A Zeptospace Odyssey. La idea es que existe algo por ahora desconocido que se llama campo de Higgs y que las partículas que tienen masa la adquieren precisamente al interaccionar con ese algo. Giudice recurre al símil del agua en la que nadan delfines y se bañan hipopótamos: para las partículas que no tienen masa, como el fotón, el agua es totalmente transparente, como si no existiera; las que tienen masa, pero poca, se deslizan fácilmente sin apenas interactuar con el líquido, como los defines; y las más masivas, como los hipopótamos, se mueven sumergidos con dificultad. "La masa de una partícula elemental es una medida de la fuerza de su interacción con el campo de Higgs", señala Guidice. Y el campo de Higgs se expresa, en determinadas condiciones, como una partícula nueva, el famoso bosón. ¿Por qué podría surgir precisamente en el LHC?

"La teoría que predice la existencia del Higgs (el modelo estándar) deja de ser autoconsistente si su masa es superior a un cierto valor máximo, y los protones que el LHC acelera y hace colisionar tienen energía más que suficiente para producir partículas de Higgs incluso si tienen la masa máxima. Por eso, si el LHC no lo encuentra es que la hipótesis de su existencia es falsa", explica De Rújula.

martes, 3 de julio de 2012

Las deudas de Alemania (La Vanguardia, 26/06/12)

Excepcionalmente cuelgo un artículo de economía!

Cansados ya de hablar de la deuda de Grecia, hablemos, por ejemplo, de la de Alemania, su "gran rescatadora" para beneficio de la ingeniería financiera y para tranquilidad de los mercados.

Para hablar de esta deuda, no hace falta recurrir a argumentos de carácter moral o cultural, que, pese a su solidez y su certeza, podrían ser tildados de retóricos por algunos cretinos; bastará con hablar de dinero; nada de sentimentalismos: real money.

¿Saben ustedes cuál es el país europeo que más rotundamente y con más éxito se ha negado de forma reiterada al pago de sus deudas? No es otro que Alemania. Y no se trata de deudas derivadas de la mera especulación financiera, sino de deudas derivadas de indemnizaciones de guerra: es decir, de deudas contraídas por haber invadido, destruido, saqueado y matado.

Tras el Tratado de Versalles (1919), la Alemania perdedora de la I Guerra Mundial fue condenada a pagar reparaciones de guerra a los aliados por valor de 226.000 millones de marcos de oro, una cifra imposible, fijada con el fin de castigar a la belicosa nación y de poner freno a una rápida recuperación que pudiera verse seguida de nuevas hostilidades. Entre 1924 y 1929, la república de Weimar se mantuvo casi exclusivamente de los préstamos recibidos de Estados Unidos (más de un billón de dólares), destinados en parte a sufragar las indemnizaciones señaladas. Pero la situación para Alemania se hacía insostenible, y el crack del 29, además de enormes pérdidas para los prestamistas, abrió la posibilidad a la renegociación de la deuda: así pues, en 1930 (Plan Young), esa ingente obligación de pago quedó formalmente reducida... a la mitad (112.000 millones). Entre 1931 y 1932, y dada la situación de la economía mundial, EE.UU. decide condonar las deudas de guerra a Francia y Reino Unido, quienes, a su vez, renuncian como acreedores a buena parte de la deuda alemana (Moratoria Hoover y Negociaciones de Lausanne). Resumiendo, en 1932, Alemania consiguió una reducción neta de más del 98% de las deudas a las que le obligaba haber puesto en marcha la I Guerra Mundial, y en 1939, cuando pone en marcha la segunda, la Alemania de Hitler suspende unilateralmente todos los pagos, incluido el de este 2%.

Acabada la II Guerra Mundial, la historia se repite: Alemania es condenada a pagar cuantiosísimas indemnizaciones de guerra, pero, en el célebre Tratado de Londres (1953), los EE.UU., deseosos de convertir a la nueva Alemania federal en un pilar de la OTAN frente al bloque soviético, consiguen "convencer" a 20 países –entre ellos Grecia– para que accedan a una condonación "de facto" de todas las deudas alemanas derivadas de la Gran Guerra. Sin embargo, este extraordinario tratamiento de favor –y las favorables políticas extranjeras para que el país "perdedor" recuperase pronto el superávit comercial– no fueron obstáculo para que Alemania siguiera reclamándole a una Grecia invadida, expoliada por sus tropas y con un millón de muertos... todas las deudas anteriores a la guerra desde 1881. No fue obstáculo para que, en 1964 -y con la ayuda de Georgios Papandreou (abuelo) y Kostas Mitsotakis–, Alemania consiguiera el reconocimiento de esas deudas por parte del gobierno griego, engrosadas además con una altísima prima de riesgo que hace que aún las estemos pagando. Y tampoco fue obstáculo para que, en 1990 –cuando la unificación de Alemania obligaba a revisar los términos del Tratado de Londres y a retomar el pago de las indemnizaciones congeladas en virtud del mismo–, la Alemania de Kohl se negase nuevamente a pagar la mayor parte de esa "vieja deuda" y países como Grecia siguieran sin encontrar justicia.

No nos engañemos con falsas lecciones de moral: el llamado "milagro" de la economía alemana se basa primordialmente en el impago reiterado de sus deudas por indemnizaciones de guerra. Y digo, primordialmente, porque deberíamos referir también, como cimientos del "milagro", la prosperidad adquirida por la explotación del trabajo forzado en 78 campos de concentración por colosos económicos como Krupp, Thyssen, Volkswagen o I.G. Farben. Padre este último de gigantescas multinacionales como Bayer, Agfa o Aventis, que siguen dando muestras de buenas prácticas en el mundo globalizado de hoy (como también Neuman, Siemens, SLC Germany GmbH, etc., por no hablar de la industria armamentística alemana, tan boyante entonces como ahora).

Más allá de las hipocresías, la pregunta es la misma de siempre: ¿quién debe a quién?