"Lo importante es no dejar de hacerse preguntas"-Albert Einstein

lunes, 23 de enero de 2012

Los parques científicos catalanes tienen 300 millones de deuda "impagable" (La Vanguardia, 23/01/2012)

Piden al Gobierno una moratoria de pagos en el 2012 y que capitalice créditos

Los parques científicos catalanes reconocen que su deuda, de 300 millones de euros, es "imposible de retornar", y con el apoyo de la Generalitat han iniciado negociaciones con el Gobierno central, su principal acreedor, para que la capitalice y, a más corto plazo, les conceda una moratoria para no tener que devolverla este año. El Parc Científic de Barcelona, con 110 millones de euros, seguido del de Lleida con 50 y el de Girona con 40, son los mayores deudores, no solo de Catalunya sino de toda España: fuera de Catalunya la deuda global es de otros 300 millones de euros, muy repartida y con medias individuales mucho menores.

"La financiación de los parques fue una irresponsabilidad desde el inicio –admite el director general de Recerca de la Generalitat, Josep Maria Martorell–. El Gobierno central dio créditos para que se construyeran en lugar de aportar capital en forma de subvenciones". Esos créditos a quince años tenían tres años de moratoria de pago de capital con interés cero pero, pasado ese periodo, los parques sólo pudieron retornar el capital acudiendo a créditos bancarios. A partir del estallido de la crisis financiera el crédito no estuvo disponible, y en el 2009, 2010 y 2011 los parques han evitado el colapso financiero porque han conseguido una moratoria de pagos del Gobierno central. "Nuestra prioridad es evitar que ningún parque entre en concurso", dice Martorell.

Fuentes del sector apuntan a Mariano Rajoy como ministro de Educación y luego a la ministra de Ciencia y Tecnología, Anna Birulés, como los diseñadores del modelo de parques científicos en España. "Las universidades son competencia de las comunidades autónomas, y el Gobierno central prefirió destinar las subvenciones a proyectos que le dieran un lucimiento directo", señalan. El problema, además, se hizo grande porque "eran años de crédito fácil y barato y todas las universidades se apuntaron a endeudarse para tener su propio parque". Un deseo que contó con el apoyo de la Generalitat: Carles Solà, como conseller d'Universitats, envió una carta a las universidades en el 2005 animándoles a pedir créditos para crear o ampliar sus parques, asegurando que la deuda la asumiría la Generalitat. Este compromiso, sin embargo, nunca se consignó en los presupuestos y los siguientes consellers, incluido el actual de CiU, se han negado a asumirlo.

La concentración de la deuda de los parques en Catalunya ha llevado a la Generalitat a liderar la refinanciación del sector. "Proponemos una fórmula mixta, en la que parte de la deuda pueda ser condonada y parte sea asumida por los parques y universidades, con implicación también de la Generalitat", explica Martorell. Para que esto sea posible, explica, la Generalitat está diseñando planes de viabilidad para los diferentes parques, con el objetivo de que reduzcan gastos y aumenten ingresos para poder pagar la deuda. "Algunos tienen margen para mejorar la gestión -asegura. También pueden aumentar la ocupación albergando instalaciones de las propias universidades de perfil investigador, como laboratorios. Y se puede ganar en eficiencia unificando la plataforma tecnológica de los distintos parques, por ejemplo, o uniendo su servicio científico-técnico con el propio de la Universidad". Como actuación a corto plazo, destaca, han pedido al Gobierno que incluya en los Presupuestos del 2012 una nueva moratoria en el retorno del capital.

Catalunya tiene 11 parques promovidos por universidades, 12 promovidos por entidades locales y territoriales y uno privado (el Parc Tecnològic del Vallès). Mientras la Generalitat defiende la viabilidad de todos los parques universitarios, otras fuentes señalan que el sector sufre exceso de capacidad. "No hay tanta actividad científica para llenarlos -señalan. Para alquilar espacios han atraído a empresas de menor potencial, que tienen más dificultades para captar financiación privada y que al final dependen de las subvenciones públicas, que ahora además van a la baja".

"Trabajamos más horas que un esclavo romano" (La Vanguardia, 23/01/2012)

REFLEXIONAD!
Qué bello es vivir
No tenemos tiempo de ver a los amigos, de reflexionar en voz alta con ellos, ni de estar con nuestros hijos, estar de verdad. Hay que madrugar, no tenemos tiempo de hacer el amor con la persona que hemos elegido: la pasión se marchita. Lunes, martes, miércoles, jueves.... La rutina engulle nuestra vida a cambio de algún capricho, otro jersey negro que luciremos en la oficina, un mes de vacaciones, un coche nuevo para el atasco del domingo. Siento amargarte el desayuno, pero ¿eso es vivir?... ¿Abdicar de la vida para que tus hijos abdiquen el día de mañana de la suya? Mi gato vive mejor. Con la excusa de la publicación de Reiníciate (Diëresis), su autor y yo nos damos un baño de realidad.

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Sumergidos en el gris?
Así vivimos. La sociedad actual nos convierte en engranajes, máquinas productivas que anhelan continuamente hacer algo, incluso en su tiempo libre.

Lo llamamos aprovechar el tiempo.
Hacer y hacer, lo único que provoca es que el tiempo pase a una velocidad tremenda y que no saboreemos la auténtica densidad de la vida. Ya lo decía Pascal: el mayor problema del hombre es la incapacidad de estar solo consigo mismo.

Un viejo problema.
Mientras seamos máquinas de producir, somos perfectamente sustituibles tanto en el trabajo como en la familia.

Qué duro suena eso.
Sólo cuando reflexionamos ejercemos de seres humanos, y la reflexión es algo personal y necesario para el equilibrio. La sociedad actual nos despieza, nos da remedios para el dolor, para las vacaciones, para ser guapos, contra el aburrimiento...Todo parece estar al alcance, y tenemos la esperanza de que las cosas externas van a resolver nuestros problemas, pero las respuestas no están fuera, sino dentro de nosotros.

Bucear en las miserias da pereza.
A través de Iván Karamázov, Dostoyevski cuenta que Jesús vuelve a la tierra y Torquemada, el gran inquisidor, lo encierra y le dice: tú te crees que los hombres quieren ser libres y buenos, pero es mentira...

Un monstruo ilustrado.
... Lo primero que busca todo hombre es alguien que le esclavice, que le diga lo que tiene que hacer. Quiere milagros, pero no quiere ejercer la libertad, prefiere ser un niño.

Es más cómodo.
Llegar agotados a casa nos sirve de excusa para no tomar nuestras propias decisiones y no escucharnos a nosotros mismos. Ese continuo dejarnos llevar es infantil. Hay que entrar en la edad adulta.

"Levantarse, tranvía, oficina, tranvía, comida, tranvía, oficina, tranvía, cena".
Sí, eso dice Albert Camus en el mito de Sísifo. Pero un día surge el "por qué".

Porque tengo que pagar el alquiler...
Hay que cambiar el acento, volver a dar a las cosas su valor. Estamos sobrevalorando la propiedad y el trabajo, y más en tiempos de crisis. ¿Cuántas personas conoces que viven esclavizadas a una hipoteca por tener un piso 30 m2 más grande, un coche nuevo o unas vacaciones? ¿No es absurdo?

Es el miedo lo que nos esclaviza.
Actualmente trabajamos más horas que un esclavo romano, pero creemos
que vivimos en una sociedad superlibre.

Algo de razón tiene.
Damos demasiado peso a cosas superficiales; podríamos vivir con muchísimo menos, ese dejarnos llevar pesa demasiado. En los ambulatorios hay folletos para recordarnos que en verano hace mucho calor, que vayamos por la sombra y bebamos agua.

Absurdo, sí.
Hay que parar e incluso retroceder, porque el avance continuado es una especie de locura que nos lleva al vacío y la angustia. Hay una anécdota de Henry Ford que demuestra lo manejables que somos. En plena crisis del 29 decidió subir el sueldo a todos sus empleados. Sus asesores lo tomaron por loco, y él les dijo: ¿Qué creéis que harán todos en cuanto les subamos el salario?

Comprarse un coche.
Efectivamente. La angustia está cuando nos volcamos fuera y nos olvidamos de nosotros. Lo hemos frivolizado todo en un esfuerzo por estar entretenidos como niños.

Ahora estamos atrapados: trabajamos más por menos.
El sistema no va a cambiar. Platón decía que el mejor sistema político es aquel que tiene a los mejores ciudadanos. Debemos cambiar nosotros, recuperarnos como seres humanos y vencer el miedo.

Tenemos muchos. ¿A cuál de ellos?
Estamos dispuestos a trabajar más por menos dinero por miedo a perder el puesto de trabajo, es lo que decía Dostoyevski: preferimos ser esclavos y no pensar y no temer, pero eso nos deshumaniza.

Entiendo.
Los subidones que nos provoca el consumo nos acaban convirtiendo en drogadictos. No vale la pena trabajar un minuto más por tener un coche mejor. La sofisticación y el placer están en cosas mucho más importantes y fáciles que nos mejoran como personas; desde una buena conversación hasta implicarnos, no con el mundo, sino con nuestro hermano y nuestro vecino.

Cuando no tienes nada que perder es fácil rebelarte.
¿Qué es más importante que vivir? Lo estamos perdiendo todo cada día, deberíamos arriesgar porque tenemos mucho que ganar: vivir la vida en plenitud, estar orgullosos de haber vivido. ¿Qué nos quedará al final del camino tras haber sido tan buenos trabajadores?...

Igual la empresa te regala un reloj.
No tiene sentido, no podemos apostar nuestra vida en el trabajo, la casa y las obligaciones, eso es nada. Al final sólo nos quedará el haber vivido en la máxima de las dignidades, que es la de ejercer de ser humano.

¿Y qué es aprovechar la vida?
Masticarla. Hoy creemos que estudiar ha de servirnos para algo, ha de ser una herramienta, y no es así; el conocimiento nos enriquece como personas, nos eleva, para eso sirve. Debemos vivir por vivir como el niño juega por jugar. Lo demás es puro engaño.